jueves, 15 de agosto de 2013

Ir adquiriendo la rutina...

A PARTIR DE LOS 15 DÍAS, empezaremos a realizar cambios posturales con el bebé, poniéndole a ratitos (10 minutos cada postura) boca arriba, de un lado, del otro y boca abajo. Siempre tumbado, nunca sentado sobre nosotros, ni en hamacas u otros elementos que no le permitan estar totalmente en horizontal (hasta los seis meses aprox.).
Debemos pensar que su espalda debe estar siempre recta y con el peso repartido por igual, y esto sólo lo consigue con la postura de tumbado en sus cuatro variantes.
Este primer mes podemos tratar de colocar los brazos del bebé cuando está boca abajo hacia delante, es decir, colocado boca abajo le pondremos las manitas delante de su cabeza, para que no tenga que hacerlo solo. Pero poco a poco dejaremos que lo haga él y observaremos si hay progreso.
Hay que observar qué tendencia tiene nuestro bebé. Hay algunos que giran más la cabeza a un lado que a otro, o incluso los papás tienden a tumbarle siempre del mismo lado, o darle de comer siempre en la misma postura. Es importante cambiarnos al bebé de brazo cada vez que coma, o al bañarle, para que no siempre esté colocado igual. Debemos tumbarle sobre cualquiera de nuestros brazos, aunque nos sea más incómodo porque seamos zurdos o diestros.
El baño: A los bebés se les baña cada día para que adquieran cierta rutina, pero no es necesario, incluso podemos bañarle sólo en agua sin jabón a días alternos (un día jabón, otro no). Es importante el baño para que se habitúe al agua, reconozca que tras el baño vienen otras actividades (rutina), se relaje, comparta un tiempo con los papás de atención total (buen momento para que esté con el padre)… Hay que hacer especial hincapié en sus lorcitas, en los pliegues, ya que los bebés se chupan mucho, y tienden a acumular pelusitas en estos pliegues a lo largo del día. Siempre hay que sostener su cabeza, aunque la bañera sea muy pequeña, y sostenerlo firme y con fuerza para que no resbale.
Bañaremos primero su cuerpo y dejaremos que mueva sus extremidades en el agua, para que vaya disfrutando de este momento cada día más. Después lavaremos su cabecita, que suele ser lo que menos les gusta, tratando de evitar el agua en los ojos.
Para mí la mejor bañera es aquella que esté a la altura de los padres (por comodidad, da mayor seguridad y estabilidad para agarrar al bebé)  y donde el bebé pueda chapotear un poco según vaya creciendo.

Lo mejor tras el baño es emplear aceite corporal, de almendras u otro que elijáis, pero preferiblemente de herbolario, o farmacia, antes que otros incluso que venden específicamente para bebés. Cuantos menos químicos lleve mejor, ya que es una piel nueva, delicada y que no tiene necesidad de ser hidratada.
El primer día se puede aplicar aceite en una parte de la piel del bebé, pequeña, para observar si tiene o no alergia al aceite, y si en 24 horas no observamos ningún cambio en su piel, podemos aplicarle ese aceite tras el baño cada día o en el masaje.
El masaje suele realizarse tras el baño, untando nuestras manos en aceite y frontándolas para calentarlo.
Podemos hacer esto frente a la mirada del bebé, para que vea esta acción cada día y poco a poco vaya sabiendo que tras frotar nuestras manos llega el masaje. El sonido que hacemos al frotarlas y el olor que desprende el aceite, le sirve como estímulo y anticipación a esta actividad.
Podemos empezar por el tronco, sobre el pecho, la tripa y la espalda, seguir por las extremidades acabando en sus manos y pies, y terminar con su carita.
Se tiende a tener dificultad a la hora de cortar las uñas a nuestros bebés. Lo más recomendado es limarlas en los primeros meses de vida, ya que se fortalecen, endurecen y no corremos el peligro de cortar al bebé si se mueve. Podemos aprovechar aquellos momentos de sueño profundo, donde sabemos que tiene más dificultad para despertarse.

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