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miércoles, 22 de abril de 2015

Cómo aprender a situarse en el tiempo

El reloj calendario de Goula de Dideco es un básico imprescindible para cualquier casa o aula de infantil o primaria.
Se trata de un material recomendado a partir de los tres años o cuando el niño esté interesado por la temporalidad, los números, el clima y la esquematización de una rutina u horario.



Durante toda mi experiencia profesional he contado con herramientas similares de construcción casera o DIY, como ahora se llaman, pero que al final resultaban menos resistentes y llamativas para los peques que esta opción que hoy os presento de la mano de Dideco.

Este material es muy útil para crear hábitos y rutinas en los niños, sobre todo en mi campo dentro de la atención temprana y la discapacidad, donde se tiende a realizar las mismas pautas de iniciación y finalización de sesiones para estructurar y centrar al niño en el contexto y que así les sea más sencillo comprender el inicio y el fin de las sesiones, el saludo y la despedida.

En mi caso, lo he empleado de forma habitual en el inicio de las sesiones y os cuento cómo:
- Podemos comenzar por el clima, algo que los peques de dos años con ayuda del adulto, son capaces de hacer mirando por una ventana o tras haber estado en la calle.



Al principio podemos tratar de ayudarles a colocar el casillero sobre el clima que corresponda. Luego lo podrá hacer el peque sin ayuda.

- Después podemos seguir con los días de la semana, donde podremos trabajar de la misma manera descrita que con el clima.
Además los días de la semana incluyen el dibujo de unos círculos bajo el nombre según si es lunes (un círculo o punto), martes (dos), miércoles (tres), jueves (cuatro), viernes (cinco), sábado (seis) o domingo (siete).



Éstos a su vez están pintados en diferentes colores para diferenciarse unos de otros y del mismo modo poder enseñar a los peques a diferenciar al principio cada día de la semana por su color, algo que ayuda mucho al inicio.

- Más adelante podemos tratar de integrar los meses y las estaciones del año, algo que suele resultar sencillo para ellos, ya que no cambia con frecuencia, sino que cambia cada mayor tiempo respecto al resto de componentes de la tabla.



Los meses del año suelen aprenderlos de forma sencilla desde pequeños y, de la mano, sucede lo mismo con las estaciones de año, donde además suele potenciarse su aprendizaje a través de algunas manualidades o actividades en clase, como recoger hojas de los árboles en otoño, pintar flores en primavera…

Por todo ello podemos trabajar su adquisición a través de este material y recordar el mes y la estación en la que nos encontramos cada día, para que el peque lo integre y aprenda.

El mejor modo es hacerle partícipe de la colocación correcta de la flecha, pidiéndole que la sitúe sobre el mes en que nos encontramos y, de este modo, observará directamente la estación del año en la que estamos según el mes. La misma flecha señala ambas cosas.

- Lo siguiente sería la adquisición de los días del mes, algo que con rutina y trabajo diario podemos hacer que el niño integre al cabo de pocos días, ya que podemos trabajar la temporalidad, haciéndole recordar qué día fue ayer para comprender que hoy es un día más, es decir, si ayer fue día 9 y lo pusimos en el calendario, hoy será un día más, por lo tanto día 10. Poco a poco irá recordando la 
fecha del día anterior y situando la del día de hoy.


Esto les hará integrar y tener percepción del tiempo y los días, algo que trabajando el día y la noche les hace comprender e interiorizar mejor este concepto.

- Por último, trabajaremos las horas y los minutos, de manera muy visual y sobre la tabla. En el reloj observamos: horas de 1 a 12 y de 12 a 24, minutos, cuartos de hora y las horas en punto.



Podemos trabajarlo primero con orientación respecto a las rutinas diarias fijas del niño, es decir, si siempre nos levantamos a la misma hora, podemos pedirle que coloque las agujas del reloj a la hora que nos levantamos, para que relacione esa posición con la mañana y la hora de levantarse.

Si queremos que comprenda cuánto queda para realizar algo, o a qué hora haremos algo, como por ejemplo: “¿a qué hora acaba la clase?”, podemos explicarle que cuando la aguja pequeña marque el 5, por ejemplo, y la grande el 12. Explicándole al peque que eso son las cinco de la tarde y será cuando nos vayamos.

La temporalidad se les puede explicar en relación a hábitos del día a día, como por ejemplo, es por la mañana cuando nos levantamos, es mediodía cuando comes, es por la tarde cuando sales del colegio, es por la noche cuando nos vamos a dormir. También les podemos ayudar a estructurar las acciones en relación a hábitos, como por ejemplo, iremos al parque después de merendar.


Este concepto es esencial para que el niño tenga seguridad y sepa situarse en relación al tiempo, ya que conocer los tiempos hace que sepa anticiparse a las rutinas, tenga conocimiento y estructura de su vida y pueda saber qué va antes y después de cada día, hora y minuto.

Además este material favorece significativamente la atención del niño, tanto individual como conjunta con el adulto que le enseñe, ya que es un aprendizaje muy significativo y que es útil y necesario para toda la vida.

La memoria también se ve potenciada a través de esta tabla, donde el esfuerzo y el aprendizaje diario harán que se alcance su adquisición total.


Además la tabla puede emplearse sobre una mesa de forma portátil o colocándola en la pared, con unos clavos sobre los agujeros que lleva integrados, algo que es muy útil y libera espacio en la habitación y da visibilidad al juguete, que es muy atractivo y bonito, con colores llamativos y un aspecto clásico y sencillo, que ha encantado a todos los peques con los que hemos trabajado.

Además, me parece que su precio es muy bueno para la utilidad tan prolongada que tiene y la calidad tan buena que ofrece. Podéis encontrarlo por menos de 24€ en vuestra tienda Dideco más cercana o en su página web, aprovechando su envío a España y Europa.


¡Un material muy aconsejable y útil para todos los peques!

lunes, 7 de abril de 2014

Cómo conocer nuevo vocabulario

Hoy me gustaría hablaros de algunos métodos para hacer que el niño conozca los primeros conceptos de su vida (aparte de papá, mamá...) y vaya adquiriendo cada vez más.
Desde mi experiencia profesional, los objetos en sí son los que mejor hacen conocer al niño su entorno y aprender de él. Los objetos físicamente son más sencillos de explorar y conocer, recordar y memorizar.
Si ofrecemos una pelota a un niño y la toca, la explora, juega con ella, se la nombramos..., irá conociéndola y la nombrará para pedirla, para darla, para jugar...
Lo mismo sucederá con el resto de conceptos.
Si queremos que adquiera más vocabulario de otras maneras diferentes, encuentro muy atractivo el libro "Mis primeras 100 palabras" de Beascoa. Son imágenes reales de distintas familias semánticas: comidas, transportes, animales, colores, emociones, objetos cotidianos, de la casa...
Es muy llamativo para los pequeños, ya que tiene colores y son muchas imágenes pero cada una está en un recuadro diferente.
Es un libro muy sencillo con vocabulario básico, con tapas y hojas duras, fáciles de manipular por el niño que se pueden limpiar con un papel si se ensucian y es de tamaño grande.
Su precio es de menos de 12€. Lo puedes encontrar en cualquier librería.
También hay otra forma más personal de realizar esto mismo, de forma DIY, que tan de moda está, es decir, hacérselo uno mismo, sacando fotos a los objetos que queramos enseñar al niño y, plastificarlas o hacer un álbum con ellas y así podemos nombrárselas como si de un cuento personalizado se tratara.
Pero sobre todo, en conclusión, lo que el niño necesita es que el adulto le nombre los objetos del entorno cada día, en su vida cotidiana, dedicándole tiempo para hablarle, contarle, aunque creamos que es muy pequeño para entenderlo todavía.
El lenguaje debe estar presente desde el nacimiento. El tono de voz que empleamos, la expresión facial y corporal, las palabras, la melodía de la conversación..., todo ello, hace que el niño vaya adquiriendo su base para comunicarse.
Con estas actividades potenciamos la atención, la comprensión, la adquisición de nuevos conceptos, la interacción recíproca entre adulto y niño, los diálogos, la espera de turnos...  Y, sobre todo, la dedicación de tiempo al niño, que es lo más importante.



jueves, 27 de febrero de 2014

La importancia del tono de voz

Hoy os voy a hablar de eso, de lo importante que es el tono de voz en el que hablamos a los niños y a todos en general, pero en este caso hablaremos de los más pequeños. Los niños al inicio de su vida sólo comprenden y responden al tono en el que nos dirigimos a ellos. Un bebé no es capaz de comprender el mensaje que le damos sino el tono en el que se lo decimos. Gracias a la expresión facial y corporal va comprendiendo ese mensaje unido al tono. Por todo ello debemos pensar en la importancia de esto a la hora de dirigirnos a nuestros pequeños. Si un niño está calmado y el tono que empleamos al tratar con el es melódico y alegre, unido a nuestra sonrisa o nuestro gesto, el bebé tomará ese acto como positivo y responderá con una sonrisa, con su atención, dará respuesta con vocalizaciones, etc. Si un niño está enfadado, enrabietado o llorando y, empleamos un tono alto, nervioso y repetitivo, tan sólo conseguiremos más ansiedad y descontrol de la situación. Si por lo contrario actuamos guardando silencio ante tal situación o hablando a nuestro bebé susurrándole o casi sin hacer sonido, acabará calmándose antes y tranquilizándose, ya que el adulto estará controlando la situación con un tono de calma y paz. En todo diálogo entre personas sucede del mismo modo aplicado a cualquier edad. Si al discutir con un adulto, uno de ellos guarda más calma y mantiene un tono de voz bajo y tranquilo, la situación tenderá a relajarse antes que si ambos están descontrolados y con un tono de voz agitado. Os animo a probar como cuando un bebé llora si se le susurra al oído, acaba calmándose mucho más rápido que al cantarle alto o pedirle en voz alta que se calme. A veces el silencio es la mejor intervención y la mayor herramienta de respeto hacia el otro. Mantenerse en silencio y esperar a que el otro nos llame es igual o más importante que hablar a nuestro bebé. Estar en silencio y escuchar al otro es algo que debe aprenderse y debe ser enseñado. Es tan importante saber hablar y contar como saber escuchar. Un abrazo!