Mostrando entradas con la etiqueta REFLEXIONES PERSONALES. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta REFLEXIONES PERSONALES. Mostrar todas las entradas

martes, 17 de febrero de 2015

Ponte en su piel

Os recomiendo este video que nos hace ponernos en la piel de la discapacidad, de quienes viven día a día con ella y reivindican un trato de normalidad, ayudando con empatía, tratando de comprender lo que sienten con cada gesto de la humanidad.
Por favor, compartid y seamos conscientes de nuestros gestos.
Cada día me encanta más este campo.

lunes, 2 de febrero de 2015

El uso de tablets y móviles en los niños

¿Pensáis que está bien usar los móviles para entretener a los peques? ¿Vuestros hijos disfrutan de la tablet o el móvil cuando quieren?
Hay muchos artículos y estudios al respecto y son muchos los profesionales que desaconsejan el uso de estos como algo habitual en la rutina de los peques.
Está claro que las nuevas tecnologías están a la orden del día y que las nuevas generaciones están destinadas a usarlas en su vida cotidiana. 
Pero ¿debemos supervisar esta acción o simplemente dejar usar a los peques estos elementos para entretenerse igual que lo harían jugando al balón o a pintar? 
A veces está claro que son buenos aliados en momentos en los que tenemos que realizar algo puntual en casa o cuando salimos a comer fuera, pero siempre bajo una supervisión o capando contenidos no aptos para menores, por supuesto.
Os dejo un artículo que he leído sobre ello y que resume muy bien el punto de vista que comparto. 
Espero vuestras opiniones y experiencias!
Un abrazo!

miércoles, 26 de noviembre de 2014

NIÑO BUENO, NIÑO MALO

Son muchas las veces en las que oímos estas palabras en nuestro día a día.
Ayer mismo una conocida me preguntaba que por qué creía yo que había cada vez mas niños malos.
Ante mi asombro por tal afirmación me decido a escribir este post, donde creo totalmente necesario que la gente conozca e interiorice la realidad de lo que son los niños.

Desde que empecé a trabajar con niños he podido observar personalidades y conductas totalmente contrapuestas, diferentes y únicas, pero esto sucede en cada uno de nosotros no sólo en los niños, ¿no?
A veces tendemos a pensar que es más sencillo creer que los niños vienen ya con un carácter y un comportamiento escrito en su ADN en lugar de reflexionar sobre lo que le ha llevado a ser o comportarse de este modo.
Es más sencillo echar balones fuera y pensar que no tiene solución, que hacer autocrítica y mejorar desde nuestras capacidades.
Cada niño podrá ser de un modo u otro dependiendo de su genética, del ambiente y del entorno.
Es decir, influye el medio donde nace, las posibilidades de su entorno, el ambiente que le rodea y su genética, ya que cada uno es diferente.
Pero lo que realmente determina el comportamiento es el desarrollo de la vida. 
Dependiendo del día a día de cada uno, se definirá el comportamiento, la personalidad, el carácter y la forma de ser del niño.
La empatía y el ejemplo son dos bases fundamentales en la educación de los niños. Cuando un niño observa que sus referentes en el mundo dan ejemplo de empatía con el resto, realizan aquello que tratan de educar y son responsables de lo que predican, siguen a tales y comprenden e integran estos comportamientos y los hacen suyos. 
Es decir, si a un niño le pedimos que recoja pero jamás nos ve recoger, no tendrá ejemplo y no podremos exigirle lo mismo que a uno que lo ve en su rutina diaria.

Los niños no son ni buenos ni malos, son niños. Nacen como masa moldeable, como arcilla o plastilina que va tomando forma según sus vivencias y experiencias en la vida.

Cuando un niño siente frustración en la infancia y no tiene herramientas para expresarse, mostrará esta frustración de la manera más primaria. Pero con ejemplo, dedicación, paciencia y esfuerzo y muuuucho cariño, aprenderá a resolver sus conflictos con ayuda de sus referentes. 
Los niños no son malos, expresan sus sentimientos de un modo primario, haciéndonos ver sus necesidades con acciones y no con palabras.
Se enrabietan ante una situación que no comprenden, que no saben manejar, pero somos los adultos quienes debemos darles herramientas para manejar la frustración y los conflictos.

Yo tengo muy claro que un niño hace lo que ve y aprende lo que vive. Si se rodea de bondad, atención, dedicación y cariño, integrará esos valores y los hará suyos, siendo una persona bondadosa, atenta y cariñosa con su entorno.
Si por el contrario, recibe castigo, gritos, falta de atención y poca dedicación, lo mostrará en su comportamiento y sacará su enfado en forma de rabieta.

Os invito a reflexionar sobre ello y a cambiar la idea de todo aquel que cree que hay niños buenos y niños malos.
Los niños son niños. No van más allá de la sencillez y lo primario. No son capaces de meditar su comportamiento para hacer la vida imposible al que tienen al lado.
Cada vez que nos encontremos ante un niño frustrado, que pega o grita o tiene una rabieta, pensemos qué es lo que le ha llevado a esta situación y cómo podemos empatizar con él, comprenderle y darle herramientas para que aprenda a manejar esta situación.


Protejamos la infancia, con respeto y amor, dando ejemplo de lo que decimos ser.

viernes, 24 de octubre de 2014

Formando la personalidad

La forma en la que tratamos a los niños es muy significativa y conlleva muchas consecuencias.
Toda la personalidad se forma en los primeros años de vida del pequeño y dependerá de lo que reciba del ambiente, de su núcleo familiar, del entorno en el que viva y del modo en que se críe.
La sociedad nos impone los límites en los niños desde que nacen. Hay una gran corriente que sigue pensando que el "no" es esencial desde que nacen para hacer ver a los niños lo estricta que es la vida y lo necesario que es seguir las normas desde el principio.
Esta misma corriente defiende varios puntos con los que no estoy de acuerdo, como el alimentar a los niños con un horario, hacerles dormir solos desde el inicio para que aprendan a calmarse por sí mismos y a respetar un horario de descanso para todos; también se tiende a pedir al niño dar abrazos y besos a personas desconocidas (o conocidas) a la hora de saludar o despedirse o que el pequeño tenga que comer primero sin posibilidad de cambio de alimento o cantidad si no quiere o no le gusta... Y así otras tantas ideas más, afines a esta forma de pensar y actuar, que defienden la infancia como el momento donde educar al niño a que siga lo planteado por el adulto sin posibilidad de debatirlo y de ver la individualidad de cada uno.
En mi opinión los extremos nunca son buenos, y lo que es lo mejor para un caso no lo es para el otro, ya que como siempre digo, cada niño es único, aunque sea de la misma madre y el mismo padre y haya nacido en el mismo lugar, ya no será igual en condiciones que el hijo anterior, ya que será el segundo hijo y no estará solo como el primero. Así que cada caso debe tratarse como tal.
La flexibilidad en la crianza nos da más paz, ya que las ideas preconcebidas nunca suelen tener éxito. 
Basta con que llevemos algo planeado para nuestro día para que el niño se comporte totalmente diferente y nada salga como habíamos planeado. Por eso es importante ser flexible y empatizar con el pequeño, poniéndonos en su lugar de Niño y siendo capaces de mirar a través de sus ojos.
Los niños necesitan varias oportunidades para aprender algo, para entenderlo, asimilarlo y adquirirlo como suyo. Si no somos capaces de flexibilizar y dar oportunidades el peque no comprenderá lo que está sucediendo ni la reacción del adulto. 

Me gustaría poneros un ejemplo:
Un niño de dos años entra en un establecimiento y encuentra un montón de chucherías y aperitivos que llaman su atención. 
Su hermano de cinco años le pide a sus padres que le compren una piruleta. Los padres acceden de inmediato y el niño de dos años al ver que su hermano tiene una piruleta dice que también quiere algo. 
Los padres rápidamente le dicen al pequeño: "¿quieres una piruleta?, ¿quieres un chupa chups?, ¿quieres un caramelo?, ¿quieres un picapica?, ¿qué quieres hijo?, ¡dinos! ¡venga!".
El niño de dos años está mirando todo lo que hay y tratando de digerir las miles de preguntas que le hacen sus padres, añadido a la mirada del dependiente y de la gente de la fila que espera. 
Los padres no entienden que tiene dos años sólo y, piensan que bastante que le están dando a escoger entre varias chucherías y encima no se decide. 
Así que tras tanta pregunta le dicen: "Pues tu hermano ya se ha decidido y hay mucha gente esperando. El próximo día escogerás más rápido, que parece que hoy no quieres nada."
El niño de dos años se queda confuso, no sabe muy bien qué pasa y cuando se quiere dar cuenta sus padres están yendo hacia la puerta y le dicen: "Vamos, que te quedas ahí solo. Tu verás, nosotros nos vamos. Adiós hijo. ¡Ay madre mía! ¡Hay que ver como estás hoy hijo!".

Y ahora yo os pregunto: 
¿Qué pensáis de esta situación? 
Quizás estéis pensando que eso no pasa normalmente y que es un caso raro, pero os aseguro que delante mío lo he vivido varias veces. 
Seguro que los padres no creen estar haciendo nada mal y su intención no es mala frente al niño, simplemente piensan que le han ofrecido comprarle algo y encima no ha querido y además de todo ha montado una rabieta sin venir a cuento. Así que habrá que ponerle límites.
Aquí está la empatía de la que os hablaba. 
A los niños hay que hablarles a su altura y darles un tiempo prudencial para responder, haciendo preguntas concretas y sencillas y dejando que respondan antes de la siguiente.
De este modo comprenderán lo que pasa y la situación que viven.
Si empleamos un tono brusco y tras una rabieta no acompañamos a los niños, no aprenderán a resolver sus conflictos.
Si tratamos de enfrentarnos a un problema con discusiones, tono de voz alta, insultos y malos gestos, reproducirán lo mismo a la hora de enfrentarse a sus propios problemas.
Si por lo contrario damos herramientas para enfrentarse a lo que viven, tendrán armas para comprender al resto, resolver problemas, ser empáticos, pacientes y sociables.
Los niños reproducen lo que ven y lo que viven y se enrabietan cuando no pueden resolver sus conflictos y no tienen herramientas.
La flexibilidad dentro de la convivencia es esencial. Para todos no sirven los mismos consejos y no todos hemos sido educados del mismo modo.
Por todo ello hay que respetar a aquellos que educan a los niños de un modo u otro pero siempre defendiendo la infancia ya que los niños son seres inocentes, llenos de alegría y con muchas ganas de absorberlo todo y comerse el mundo.
La flexibilidad en la educación, el respeto, la empatía y la comprensión son la base para entender la educación de cada uno y la que cada cual da a sus hijos. 
Pensemos en lo que queremos que sean los niños de mayores. En cómo queremos que sean. Y tratemosles de la forma adecuada para que absorban lo bueno y se conviertan en algo mejor. 
Hay muchos modos de poner límites y los gritos, los insultos, la violencia o el miedo no entran dentro de lo correcto y lo permitido para educar a un niño. Desde el cariño, la comprensión y el respeto llegaremos lejos y formaremos personalidades respetuosas, empáticas, cariñosas y comprensivas con el resto.

jueves, 24 de julio de 2014

Un nuevo proyecto!

Llena de nervios, alegría e ilusión, estrenó colaboración con un club con el que me siento muy reflejada y por ello contactamos hace ya un mes y pico: el club de malasmadres!
En cuanto les propuse colaborar con ellas con un Post mensual, no dudaron en darme mi hueco y mi atención y todo su tiempo y cariño para que me sintiera cómoda y me uniera a ellas.
Me han ayudado muchísimo a seguir su línea editorial, me han contestado mails con dudas a cualquier hora, han esperado el tiempo que ha hecho falta para todo, y sobre todo me han hecho disfrutar de mi nuevo proyecto.
A partir de ahora formo parte de ellas con una sonrisa y una alegría inmensa y además escribiré un Post mensual sobre mi terreno profesional, así que no puedo estar más encantada!
Os dejo el link del primero de los muchos que espero compartir con ellas.
http://clubdemalasmadres.com/experimentando-con-los-cinco-sentidos-el-tacto/
Podéis seguirlas en Twitter en @malasmadres
Feliz jueves!

domingo, 20 de julio de 2014

Responsabilidad


Está clarísimo que un niño es lo que ve, ya que aunque es cierto que la carga genética es fundamental y determina gran parte de lo que somos, el entorno y el ejemplo que vemos es lo que acabamos siendo.
Es fundamental que el niño viva en un ambiente saludable, alegre y de respeto, donde los adultos protejan al menor y eviten que viva situaciones inadecuadas o incluso negativas.
Ante todo hay ciertos aspectos que ya conocemos y parece que se tienen cada vez más claros, como no fumar delante de los niños e incluso añado, no fumar delante de su vista, no sólo para que no respiren el humo sino para que no observen el hábito.
También evitar otros olores que pueden ser negativos o contraproducentes sería lo ideal.
Ante todo respetar pero sin volvernos locos y extremistas, ya que sino no podremos ir a ningún sitio.
También es muy importante cuidar las zonas donde esté el peque, protegiendo las esquinas, aunque sea con las manos, los enchufes, las puertas y cajones, las escaleras... Yo no modificaría mi casa, simplemente lo justo.
La alimentación debe ser la adecuada para la edad del niño, respetando sus gustos y preferencias y yo no obligaría al pequeño a comer, dejaría más libertad a la hora de alimentarse, ya que en algún momento todos (o casi todos) acaban comiendo.
En cuanto a los sentimientos, aquí comienza el origen de este post, creo que es esencial darle un ejemplo al niño de alegría, cariño, afecto, respeto... donde pueda tomar los valores de su personalidad e integrarlos e ir organizándolos dentro de sí mismo.
Cada día tengo más presente la importancia de estos valores y creo que es esencial ser un ejemplo para los que vienen, mostrando lo mejor de nosotros mismos, siendo, eso sí, realistas. 
No hace falta idealizar la infancia ni mostrarlo todo de color de rosa, sino intentar dramatizar poco y darle la importancia justa a cada cosa, haciendo que nuestros pequeños sean lo más felices posible y crezcan seguros, sanos, con fuerza y amor.
Ellos están en el mundo porque dos adultos así lo quisieron, así que son nuestra responsabilidad. 
Seamos responsables.

miércoles, 16 de julio de 2014

Respeto


Cada día me planteo más y más lo importante que es respetar la forma de crianza de cada uno, la manera de llevar a cabo la educación de los hijos, el modo de verlos y de tratarlos. 
Será porque continuamente veo a gente que juzga al resto dentro del ambiente en que me encuentro. Gente que habla con libertad y sin pensar sobre lo que realmente hace la familia de al lado; gente que critica a gritos lo que los demás hacen sin verse a sí mismos en un espejo ni pensando en las necesidades del otro.
También es verdad que hay gente que parece que necesita criticar al otro para sobrevivir, para respirar y sentirse vivo, ya que si no lo hace explota o revienta.
Y nadie es perfecto y por supuesto que yo la primera, pero intentó ir aprendiendo a observar cada día más y a respetar lo que cada uno escoge, ya sea lactancia materna o de fórmula, colecho o dormir en cuartos separados, guardería o no, y así en un largo etcétera que envuelve y rodea la crianza de los niños. 
Hacer autoreflexión y tratar de mejorar es esencial para crecer como ser humano. 
Qué importante es escuchar, observar, oír, ver y saber callar y, apoyar. Nadie dice que sea necesario tener la razón o ni siquiera debatirla, no hay que llegar al punto de quién lleva razón o quién no, simplemente entender el buen hacer del de enfrente y no juzgar de forma continuada como si lo que nosotros hiciéramos fuera lo ideal y lo correcto y lo del resto estuviera mal o dañara al niño.
También es verdad que la experiencia personal cambia muchas de las ideas preconcebidas y hace que modifiquemos lo planeado por lo espontáneo, dejando que fluya lo que va surgiendo cada día sin planificar cada movimiento.
Es el niño el que acaba escogiendo muchas de las opciones que la vida le ofrece y los padres o los profesionales deben respetar y encauzar dichas decisiones para que sean las mejores en nuestro caso, sólo y únicamente en el nuestro.

miércoles, 18 de junio de 2014

Observación

Mi trabajo en Atención Temprana tiene muchos pasos y suelen darse despacio y con tiempo para que se afiance cada uno de ellos.
El primero de todos es la observación.
Para conocer a un niño hay que observarle y respetar su espacio, el que cada niño demande. Hay niños que necesitan más tiempo y otros que cogen confianza y se acercan antes al adulto.
Hay niños que prefieren empezar a experimentar solos y otros que necesitan de la compañía del adulto desde el primer momento.
Por ello, la observación es necesaria. Gracias a ella conocemos a cada pequeño. Ellos son los que nos muestran sus necesidades, gustos, maneras de actuar, modos de comprender y expresar, ...
Hay sesiones que se basan esencialmente en eso. Observamos al niño con los juguetes y el material que le damos o le invitamos a coger. O incluso observamos qué es lo que hace sin ninguna pauta, cómo se desenvuelve con libertad.
Observamos cómo de forma maravillosa hace muchas cosas por sí mismo, sin necesidad de hacerlo con alguien o de ser guiado.
El silencio es imprescindible en muchos momentos de nuestro trabajo. En ocasiones esa calma, ese estado de tranquilidad y neutralidad es el que hace que el niño saque más de sí mismo y se exprese de forma pura, sin ninguna guía o modelo.
Es maravilloso observar cómo un niño se organiza, resuelve conflictos del día a día, da respuesta a los problemas que le surgen, sin ayuda de nadie, con sus herramientas.
Observar como un niño come, juega, intenta asearse, cierra o abre una caja, guarda, pinta, o cualquier otra acción, es sorprendente.
Es imprevisible saber lo que van a hacer y cómo lo van a hacer.
Casi siempre dan más de lo que esperamos y resuelven los conflictos de mejor modo al que pensábamos.
Por todo ello, la observación es imprescindible para conocer a los niños y respetarles, dejarles experimentar, favorecer su imaginación, potenciar la resolución de conflictos de forma autónoma.
Mediante la observación el niño se expresará con libertad, en esencia pura y, podremos observar claramente lo que es capaz de hacer.
Observad a vuestros hijos, a vuestros alumnos, a los niños que conozcáis y veréis lo maravilloso que es el ser humano desde que nace.

viernes, 6 de junio de 2014

Mamá mamífera


Son muchas las historias que me suceden cada día que me hacen pensar en la mamífera que llevo dentro, en mi yo interno más primario e irracional (o todo lo contrario). Mi yo mamífero.
Desde antes de ser madre, ya tenía cierto instinto de protección hacia los niños que trataba en sesión o veía con alguna dificultad o necesidad de ser protegidos y arropados. 
Pero ahora que tengo a mi princesa me he dado cuenta de que es común y habitual ese sentimiento en mi hacia ella.
A veces se sitúa más calmado dentro de mi, como controlado, pero otras, salta y sale el Yo mamífero, donde defiendo a mi cría con dientes y uñas. Y es un instinto primario, donde no concibo ninguna explicación para dejarla llorar, por ejemplo.
En algunas ocasiones cuando veo a alguien que la coge, la hace cosas que no creo adecuadas o trata de criarla de otro modo distinto al mío, o incluso cuando tratan de ayudarme sin darse cuenta de que realmente me separan de ella, y eso no supone un descanso ni una ayuda para mi, ese Yo mamífero sale sin pensarlo, me pone en alerta aunque sepa que ella está en manos de quien la quiere y la protege, aunque esas personas no sean yo.
Pero eso es lo que hace ese vínculo afectivo tan fuerte, que me une a ella, protegiéndola  y uniéndola muy fuerte a mi, porque ella al desaparecer yo, aunque sea unos segundos, me busca con su mirada por el mismo sitio donde he desaparecido, y sus sentimientos reales no los se, pero la veo desconcertada, perdida, algo engañada y es donde me doy cuenta de que mi instinto animal me hace proteger a mi cría, unirme a ella y, si fuera un animal, un mamífero salvaje, la llevaría en mi espalda, agarrada como los orangutanes o en mi saco como un canguro o tras mis huellas como una osa. 
Siempre hasta que ella decidiera dar el salto sola como cualquier animal.
Porque cuando me vuelve a ver tras la separación su sonrisa es enorme, eterna, de alegría y nerviosismo... La misma que la mía.
Pero a veces no es tan sencillo y es inevitable la separación y el "compartir" al bebé en el entorno de éste, con la familia y amigos, con gente más cercana, teniendo en cuenta las manías y costumbres del resto y los consejos que tratan de dar e imponer cuando uno no está o incluso cuando si lo está.
Y ya no es el entorno más cercano lo que asusta, sino la cantidad de gente que trata de cogerla, darla besos, tocarla las manos o su carita, ofrece cosas por juguete que no tienen tal función... 
Y es que el Yo mamífero cumple su función de protección hacia la cría, y se une al resto de "Yos" que me forman y poseo, haciendo que sea solamente una parte de mi, necesaria y esencial a la hora de criar y proteger a la princesa.
Hoy comparto este sentimiento con todos, donde esta semana mi instinto animal está más activo que nunca, ya que me he reincorporado al trabajo tras la baja maternal y todos los sentimientos están más a flor de piel.


martes, 27 de mayo de 2014

Elección

A la hora de buscar a alguien para que se ocupe de algún aspecto de nuestros hijos buscamos a un verdadero profesional, con vocación, dedicación y además cariñoso y que haga sentir a nuestro peque y a nosotros a gusto.
Esto se convierte a veces en una difícil tarea, ya que el niño se mueve por diferentes entornos y no es sencillo acertar en todas las parcelas que se va a desenvolver.

Lo primero suele ser buscar un buen pediatra, que nos hable con claridad, tenga empatía y paciencia y sea cariñoso con nuestros hijos y buen profesional. 
Yo no pido que me den la razón o me dediquen mucho tiempo, simplemente que les guste su profesión y así lo demuestren.
Me parece esencial estar contento con el pediatra ya que es un sitio donde tendrás que acudir si tu hijo está malito o le ha pasado algo y, en esos momentos, no puedes estar a la defensiva porque el pediatra no sea de tu agrado.
A mi particularmente me gustan los profesionales empáticos, que no me juzguen sino que me ayuden y den consejo, que entiendan lo que les comento y no regañen, sino que apoyen.

En segundo lugar y no menos importante es necesario escoger un buen centro infantil para nuestro hijo, si hemos decidido que acudirá a uno de ellos unas horas al día.
En mi opinión deben ser centros que respeten las necesidades del niño, que den flexibilidad en el horario, que permitan la entrada libre de los padres en el proceso de adaptación y si el niño pasa una etapa rara o con otras necesidades. 
Para mi es esencial que respeten los tiempos y horarios del peque, dejándole dormir cuando lo necesite, fomentando esencialmente el juego y respetando cada etapa del niño. Ya habrá tiempo para comenzar con conceptos como los colores, los números o el inglés más adelante. 
Me parece ilógico tener a niños de un año sentados en corro repitiendo lo que dice el adulto para así aprender nuevo vocabulario. El juego ofrece eso y mucho más y aporta todo lo necesario a un niño.

Cada uno tiene sus ideales y su forma de ver la crianza de sus hijos y cómo quiere llevarla a cabo, por eso cada uno debe buscar lo que para sí mismo le de seguridad y tranquilidad a la hora de que estén con sus hijos.

¿Cuál es vuestra opinión?

lunes, 26 de mayo de 2014

Capacidad de elección


Siempre escuchamos hablar de las rutinas, la necesidad de organización, de escogerlo todo y dárselo por hecho al niño para que no se descoloque y no tenga opción de pensar algo diferente a lo propuesto por el adulto... Y yo me planteo si esto es lo mejor para todos y si es necesario para la educación de un niño, ya que la espontaneidad, la improvisación y la capacidad de elección por parte del niño, quedan en un segundo plano o llegan a ser incluso inexistentes.
¿Es esto lo que queremos? ¿Así vamos a enseñar a nuestros hijos a decidir lo que es lo mejor para ellos? ¿Están obedeciendo o aprendiendo a escoger por sí mismos? ¿Qué queremos enseñarles con todo esto?
Yo creo que hay ciertas pautas, normas u horarios que deben seguirse y establecerse por los adultos, ya que los niños no son capaces de valorar lo adecuado o inadecuado para ellos a su temprana edad. Pero también hay ciertos aspectos que debemos dar a escoger, solicitar opinión, fomentar su elección propia para propiciar un crecimiento intelectual y madurativo.
Al inicio podemos proponer una selección previa cerrada para que escojan entre esta, es decir, en casos cotidianos podemos dejarles escoger según su criterio cuando lo deseemos como, por ejemplo, ofreciéndoles cuatro camisetas y que elijan la que más les guste para vestirse. Lo mismo se puede hacer cuando llegue la hora de la merienda donde les podemos ofrecer bocadillo de diferentes cosas o frutas distintas, una selección que escojamos anteriormente y de ahí que ellos mismos seleccionen lo que más les guste. O a la hora del postre. Y también podemos hacerlo cuando llegue el momento de jugar, que escojan los juguetes que quieren para cada tarde, o con los que van a bañarse...
Si ofrecemos una selección previa muy amplia quizás no sepan qué deben hacer o cuáles son las decisiones adecuadas, pero con un filtro previo por parte del adulto donde tengan tres o cuatro opciones, aprenderán a escoger por sí mismos poco a poco.
De la mano del adulto les será sencillo y se irán sintiendo más seguros y capaces de realizar tareas por sí mismos.
Es esencial inculcar este tipo de aprendizajes a nuestros hijos o alumnos para que vayan haciéndose responsables de sus elecciones y actos, para que comprendan las consecuencias tras una elección, sean más responsables, autónomos y maduros pero siempre acompañados del adulto, de su referente y modelo.
Así observaremos que paulatinamente el pequeño es capaz de escoger lo correcto y lo que le gusta, sin necesidad de ayuda, generando su propia personalidad, sus gustos, formando su esencia y sin ser guiado para todo, sino con decisión propia y en definitiva, con capacidad de decisión, razonamiento y elección personal.

viernes, 16 de mayo de 2014

Familia

El tema de la familia me hace reflexionar mucho porque es un tema del día a día, que sale en periódicos, televisiones, que está en la calle, a tu lado y en todas partes, hasta en ti mismo.
Esto viene a cuento de lo importante que es para mi la base afectiva que se forme para criar a un niño.
En cuanto a opinión personal no tengo ninguna idea fija sobre el ideal de familia. El cariño, el afecto, el respeto y el amor me parecen la base fundamental de la familia, sin especificar sexo, número, edad...
¿Y todo esto a qué viene? pues a todos los programas que veo en televisión sobre reencuentros entre familiares que nunca se conocieron y parecen esenciales para la supervivencia de los que los buscan.
De repente una persona que no conocían se convierte en su ilusión. Y entiendo que haya gente que necesite saber quiénes fueron sus padres, o si tienen o no hermanos, pero para mi misma, mis padres o mis hermanos son los que están siempre ahí, no aquellos de sangre que son desconocidos. 
La misma opinión tengo sobre otros familiares u otros rangos afectivos, que para mi misma no se adquieren por ser esto o lo otro sino por el contacto y el cuidado diario de las relaciones.
Y yo pienso ¿y si ahora los que yo creo que son mis padres no fueran los que me parieron, sino unos que me acogieron? Pues la verdad es que a mi no me importaría y no creo que buscara a mi familia biológica porque ellos son para mi mi familia, son los que me han dado amor, respeto, cariño y afecto a todas horas, sin pedir jamás nada a cambio. Y aún más valor tendría que lo hayan hecho tan bien sin haberme parido.
Y lo mismo me sucede con amistades o conocidos, que los besos no se piden o el cariño no se impone, se forma y cría desde que uno nace y se va haciendo más fuerte según crecemos. De un día para otro no podemos imponernos amor hacia un desconocido. ¿Dónde queda la importancia del vínculo afectivo?
Y ahora que soy madre lo pienso muchas veces. Yo quiero darle eso a mi hija, que no le falte de nada aunque su familia no sea un modelo clásico o no sea perfecta, pero sí es la que más la va a querer y proteger siempre, pase lo que pase, para que sienta amor, seguridad, tenga valores positivos y todo lo que se merece.
La familia es la que está ahí cada día, la que te apoya, te anima y te da todo sin pedirte nada a cambio. La familia es todo para mi, la base de la educación, de los valores, del respeto y del Amor.

jueves, 8 de mayo de 2014

Qué es lo que más os gusta de los peques

Hoy voy a hablar a título personal y no profesional. Cuando pienso qué es lo que más me gusta de mi bebé, aparte de mil y una cosas, lo que me hace sentir muy especial es el momento de dormirla en mis brazos tras mucho juego, el baño, haber comido, mucha actividad intensa y ver que no puede ni dormirse sola de lo "pasada de rosca" que está, porque se le ha pasado hasta la hora de dormirse, y es cuando llora, busca mi cuerpo para cubrirse de la luz, se restriega la cara contra mi ropa, se frota los ojos con las manos, busca su chupete con la boquita abierta como un pececito si se le escapa, y tras esta "pelea" de repente, llega una lucha con sus párpados, donde ellos quieren cerrarse y Ella quiere abrirlos para no perderse ni un segundo de la vida, porque la disfruta como nadie y es feliz con todo. Ahora no se pierde la oportunidad de realizar una carcajada ante nada. Pero finalmente tras mucha lucha consigo misma, sus párpados ganan la batalla y el peso de su cuerpo aumenta considerablemente y con ello se abren sus puños y las manos están plácidas, igual que el resto de su cuerpo. Y deja de succionar hasta el chupete incluso a veces se le cae. Y Su Suspiro final es quien me hace saber que ya está descansando, que por fin el sueño le ha ganado y consigue dormirse gracias a los brazos de su mamá, de las canciones que le canta inventadas, personalizadas, dependiendo de lo que haya pasado ese día. Gracias al baile que realizamos juntas. Ese Suspiro me hace sentirme feliz, satisfecha con mi labor de madre. Haber conseguido calmarla tras tanta intensidad es un placer. Se que he sabido transmitirle la seguridad, el amor, la tranquilidad y todo lo que Ella necesitaba en ese momento. Ahora que llega el finde que cada uno disfrute de lo que le guste de sus niños, de los peques de la casa.

Tolerancia ante las diferentes opciones

Últimamente leo mucho en grupos y foros de crianza, padres o profesionales de la infancia, comentarios bastante contundentes respecto a ciertos temas o métodos de crianza. 
A veces creo que cada uno piensa que lo que él mismo hace es lo adecuado y lo que hace el resto no está tan bien. 
Por ejemplo, los temas de lactancia materna, colecho y porteo están a la orden del día. Son temas muy de actualidad en los que la gente es muy tajante, es decir, el que lo hace lo expresa con orgullo y defiende a muerte esta teoría e incluso hace sentir mal al que publica un comentario explicando que no practica alguno de estos métodos. 
Estoy viendo a mucha gente que es fanática de la lactancia materna exclusiva hasta tal punto que no ven bien a aquellos que dan biberón e incluso se valora si se quiere o no a un niño por dar o no el pecho. 
Respecto a estas tres decisiones en concreto (lactancia materna, colecho y porteo) creo que son opciones muy válidas pero no son las únicas y por eso debemos contemplarlas todas. 
El que da lactancia materna exclusiva o está a favor de ella, cree que todo el que quiera puede realizarla si se lo propone, a no ser que haya un problema de salud por ejemplo, pero no todas las situaciones son esta. Y el problema es cuando se afirma que todos los males de la infancia se curan con lactancia materna, ya que muchas mamás que no han podido o no han tenido ayuda ante un contratiempo con la lactancia o no han querido dar pecho, se sienten ofendidas ante estas afirmaciones ya que parece que alimentar a sus hijos de otro modo supone menos afecto y cariño hacia ellos. 
Creo que debemos ser coherentes, la lactancia materna es el alimento natural, el específico y único para tu bebé, lleno de cualidades y encima proporciona el contacto, afianza el vínculo y miles de ventajas más. Eso está claro y estamos de acuerdo en que es lo mejor para el niño. Pero ¿y si no se puede? ¿Es peor madre la que da biberones? Mucha gente cree que sí y esto es lo que me parece increíble cada vez que leo comentarios al respecto.
También sucede con el colecho o el porteo. Perdemos a veces la cabeza afirmando nuestra idea a cerca de dónde debe dormir el bebé o cómo debe portearse.
Está claro que el recién nacido hasta cierta edad (la que cada uno plantee) necesita estar cerca de sus padres y el contacto físico es muy positivo para su desarrollo afectivo e incluso neurológico, según muchos estudios, pero ¿y si una familia decide que su bebé duerma en su cuna desde que nace? ¿Y si prefieren que vaya en el cochecito? Quizás estas familias tengan otros ideales, no tengan conocimiento sobre el porteo o el colecho o sigan las normas habituales dentro de su cultura o cualquier otra cosa. 

Como profesional de la atención temprana, en muchos casos me he encontrado a familias que me han realizado preguntas sobre estos temas y cada día me doy más cuenta de que la respuesta no puede ser general sino específica para cada familia y sus necesidades, ya que habrá familias que tengan unas ideas y no quieran modificarlas y otras que acepten los consejos y prueben nuevos métodos. Y aún así la respuesta no será la misma para todos porque cada uno siente, vive, quiere o expresa de una forma distinta.
Con este largo comentario sólo quiero expresar mi malestar ante la intolerancia de unas familias hacia otras que en definitiva sólo quieren lo mismo, criar a sus hijos de la mejor manera posible. 
El respeto y la tolerancia nos enriquecen y nos hacen ver más opciones y nutrirnos de ellas. La información nos hace más ricos y es lo que nos permite escoger nuestro mejor método. 

lunes, 5 de mayo de 2014

Quemando etapas


A diario en mi trabajo me enfrento a las dudas, a las situaciones y a los miedos de cada familia con la que trabajo. Me doy cuenta de que cada uno tiene su manera de ver a su hijo y de asimilar sus circunstancias. 
Mi tarea es proponer unos objetivos a corto y/o a largo plazo e ir trabajándolos conjuntamente con el niño y la familia para alcanzarlos, o al menos intentarlo, en el tiempo que el pequeño vaya marcando. 
A veces estos objetivos se consiguen rápidamente y se planifican otros nuevos de tal modo que vamos haciendo una programación del tratamiento individual y específica, sólo para ese niño. 
Otras veces los objetivos son complicados de alcanzar para el peque y se proponen otros medios para trabajarlos o para potenciar otros nuevos que resulten más sencillos o de un área diferente.
Es decir, el trabajo de los profesionales de mi campo es continuo y varía según la evolución del tratamiento y de la respuesta directa del niño. Todo se puede modificar sobre la marcha y potenciar de un modo diferente al establecido al inicio.
Esto fomenta que los objetivos puedan alcanzarse más rápidamente, ya que no se insiste con métodos inadecuados para ese niño, sino que se modifican para ser más prácticos y efectivos para cada caso.
Según se van observando pequeños avances o incluso la consecución del objetivo pautado, las familias van marcándose sus propias expectativas, algo totalmente lógico y comprensible.
Pero yo pienso ¿es una carrera sin meta?, ¿a dónde pensamos llegar?, ¿cuál es el objetivo final?, ¿alcanzaremos la satisfacción ante un objetivo logrado?
Mi sensación general ante la educación de un niño es que una vez alcanzado un objetivo en lugar de celebrarlo y estar muy satisfechos ante tal acontecimiento, proponemos de inmediato otro sin dar tiempo al festejo y la asimilación del anterior. Parece que a veces nunca es suficiente. 
Desde que un bebé nace vamos marcándole objetivos: que se coja al pecho, que se calme al cogerle, que me mire, que coja una cosita, que se de la vuelta, que gatee, que camine, que hable, que ... Y así hasta que un día el bebé tiene la misma estatura que nosotros y no nos hemos parado a disfrutar prácticamente de los logros, sino que nos hemos ido poniendo metas y más metas que nos hacen sentirnos como el eterno insatisfecho.
Es muy bueno marcarse metas y ser trabajador y exigente con uno mismo, pero siempre y cuando no perdamos de vista el lado emocional y la sensación real que debe estar viviendo el niño.
A veces en mis reuniones con las familias les planteo algo que a mí misma me hace reflexionar mucho: "¿Qué recuerdas tu de tu infancia?" Y ante esta pregunta la respuesta siempre es parecida: "Me acuerdo cuando mis padres me llevaban a tal o cual sitio, cuando íbamos de viaje, jugar con mis amigos, etc." En definitiva recordamos aquello que nos gustaba con mucho cariño y tratamos de borrar aquello que nos ha hecho daño o no nos gustaba tanto. Por eso mismo, ¿qué queremos que recuerden nuestros hijos? Yo pienso que querremos que recuerden lo orgullosos que estuvimos de ellos al alcanzar algo o simplemente al intentarlo, de lo que jugamos con ellos cada día, de lo que disfrutamos del parque o del paseo de fin de semana, de los ratos de lectura antes de dormir, de la seguridad que les dimos para intentar algo nuevo, del ánimo y la ayuda y, por supuesto, de la exigencia y perseverancia para alcanzar sus sueños agarrados siempre de nuestra mano. 
Por todo ello, no quememos etapas, disfrutemos de cada una el tiempo que el niño nos marque. Cada uno es único y diferente y tiene un ritmo individual donde necesita pasar más o menos tiempo por cada una de ellas, pero este tiempo será establecido por ellos y por las necesidades que tengan y no porque deben llevar un ritmo por encima de sí mismos.
La vida es muy larga y cada etapa tiene una esencia única y maravillosa y más dentro de la Infancia.

viernes, 25 de abril de 2014

¿Por qué elegí Magisterio en Educación Especial? ¿Por qué el mundo dela discapacidad?


Estas preguntas me las han hecho muchísimas veces desde que tomé esta decisión hace ya diez años. 
En un principio pensé en estudiar Magisterio en Infantil pero no terminaba de convencerme o completarme, sentía que no era una buena elección para mi.
Después de pensar mucho y meditar los pros y los contras de escoger esta formación, pensé que sería lo que más me llenaría como persona y me haría sentirme útil y valorada profesionalmente.
Para mi hasta ese momento la educación especial no me había tocado desde cerca, no conocía ningún caso directamente ni había colaborado con asociaciones u otras organizaciones. 
Pensaba en el futuro y me veía trabajando con niños con discapacidad y me parecía algo apetecible y gratificante.
La carrera no me pareció complicada. Las asignaturas eran sencillas de estudiar y las clases eran reducidas, lo cual facilitaba el aprendizaje y la consulta a los profesores.
Más tarde fui haciendo prácticas en diferentes centros de educación especial e integración y me fui dando cuenta de que dentro de la discapacidad, mi vocación iba más enfocada a los niños de entre 0 y 12 años.
Por eso, al acabar la carrera, decidí seguir formándome y estudiar un Máster en Atención Temprana e Intervención Psicomotriz. Este Máster me especializaría en población con discapacidad o con riesgo de padecerla de entre 0 y 6 años. 
Allí también hice prácticas y pude observar que sí que había escogido correctamente aquello que quería para mi futuro.
El camino fue sencillo en cuanto a la formación en la carrera, ya que al gustarme era más fácil de aprender y, también he de decir que había asignaturas con poco contenido, es decir, mucha información era de lógica o sentido común y no específica.
Una vez terminadas la carrera y el máster encontré trabajo a los pocos meses y aquí es donde empezó mi verdadero contacto con el mundo de la discapacidad. Hasta ahora sólo había realizado prácticas y no tenía la impresión de ser verdadera responsable de los niños que trataba, pero aquí la cosa cambiaba.
Es en este momento donde pude darme cuenta de que echaba en falta más formación específica sobre discapacidad y más casos prácticos y no tanta formación teórica.
Comencé en un Centro de atención temprana de la Comunidad de Madrid como estimuladora y psicomotricista de niños de 0 a 6 años. Aquí pude confirmar que mi vocación real era esta. Las sesiones eran individuales. El trabajo con los niños y sus familias fue muy difícil al inicio, ya que todo era nuevo para mi y debía aprender rápido a detectar y tratar las dificultades de cada caso.
Gracias a mis compañeras y a su paciencia, pude aprender muchas cosas en poco tiempo que iría mejorando hasta el momento actual ( y aún quedan por mejorar).
Es en la práctica donde realmente se aprende una profesión y se valora la vocación personal de cada uno. 
Gracias a cada niño y a cada caso vas aprendiendo a elaborar material, actividades, transformar juegos y sesiones, adaptar cada ejercicio, a tener imaginación, etc.
Esta profesión necesita de un continuo reinventarse por parte del terapeuta para no caer en la monotonía, el cansancio o la desesperación, ya que en algunas ocasiones hay que potenciar un objetivo durante mucho tiempo seguido hasta que se alcanza o se cambia a otro nuevo.
Por todo esto y por mucho más, elegí Educación Especial, porque sentía que yo tenía que cambiar mi trocito de mundo a mi manera, y que tenía que ayudar con mi trabajo a otros que pudieran aprovechar mi formación y mis ganas.
Desde pequeña estaba cansada de sufrir y ver injusticias ante la diferencia y quería colaborar de alguna manera en cambiar eso y ayudar a quien pudiera con lo que yo hubiera aprendido o tuviera a mi alcance.
Hoy estoy muy orgullosa de tener todo esto a mis espaldas y de poder echar la vista atrás y sentirme satisfecha con mi trabajo y mi dedicación. Estoy orgullosa de poder decir que me encanta esta profesión y que siempre va a formar parte de mi allá donde el destino me lleve.
¡Feliz fin de semana!

martes, 15 de abril de 2014

Mi lactancia materna

Qué difícil es hacer entender a las anteriores generaciones que vas a darle el pecho a tu hijo a demanda y no como ellos hicieron cada tres horas.
Hay muchas madres, abuelas y gente en general, que quieren convencernos de estar malcriando al bebé por darle pecho cada vez que quiere. Incluso se llega a comentar que el bebé nos está chantajeando con el tema.
¿Cómo va a ser chantajista un niño recién nacido? Los bebes piden lo que necesitan, no tienen esa capacidad de razonamiento que se les llega a asignar. Su mecanismo es llorar para recibir la respuesta a su necesidad. Lloran porque quieren comer, por dolor, porque están sucios o porque quieren dormir, o para recibir cariño y ser calmados.
Está comprobado que cuanto más se pone a un bebé al pecho, más se estimula la producción de leche y mejor se establece la lactancia.
Sólo hay que plantearse lo que muchas veces los expertos nos dicen: ¿Qué hace cualquier mamífero cuando tiene crías? Pues les da de comer y cubre sus necesidades sin pensar en si hace mucho o poco que lo hizo anteriormente.
Yo no soy experta en este tema pero sí me considero muy interesada por él. Me he informado mucho al respecto.
Desde que decidimos tener un bebé siempre tuve claro que le daría el pecho siempre que pudiera.
Al nacer nuestra princesa perdió mucho peso y tardó más de un mes y pico en recuperarlo y debido a eso nos presionaron mucho para que complementáramos la lactancia materna con fórmula. A pesar de mi constante negativa hacia el tema, tras ver que un mes más tarde no había cogido el peso del nacimiento, decidí hacer caso a los médicos y complementar. Tuve que consultar a varios especialistas médicos para acabar haciendo lo que el primero me había dicho.
Con el sacaleches era imposible, por más que me ponía, no conseguía sacar ni para una toma completa y, la verdad que es un poco frustrante estar pegada una hora a un aparato para 60ml de leche.
Nos indicaron dos tomas al día de fórmula y por supuesto que las hicimos a demanda y sin obligarla. La peque las cogía con ansia, como si no hubiera comido nunca... Esto me hacia pensar en si estaríamos o no haciéndolo bien... A su vez fuimos a un grupo de apoyo a la lactancia que nos ayudó muchísimo; gracias a ellos la colocación fue la correcta, los dolores desaparecieron y el apoyo fue muy necesario y me animó mucho a continuar intentándolo.
Pero aunque veíamos a la princesa cada día más grande, el peso tampoco es que aumentara rápidamente. De lo que parecía ser un remedio puntual (complementar unos días o algunas semanas con fórmula) a ser algo necesario para ella y su crecimiento.
Aquí llega el debate con uno mismo sobre si lo que importa es el peso o lo sano y activo que ves tu a tu hijo... Pero pecas de inexperta y piensas que es tu responsabilidad y no es un sólo especialista el que te ha aconsejado, sino tres o cuatro.
A pesar de usar biberones específicos para niños que sólo toman pecho, mi princesa se fue acostumbrando al biberón y aunque podía habérselo quitado, creo que ella también disfrutaba mucho con esas tomas de fórmula por mucho que a mí me pesara.
Ella ha sido quien ha decidido finalmente cuánto tomar de cada tras la situación que se le impuso al inicio y, yo me he adaptado a ella porque creo que es esencial respetar su adaptación en este proceso que quizás también ha sido complicado para ella.
Ahora tras cuatro meses de lactancia mixta, la princesa ha dejado el pecho y parece no querer tampoco la fórmula y hemos tenido que comenzar con cereales y con fruta. Llegados a este punto creo que lo que no le gusta es la leche y que prefiere un buen cocido antes que seguir siendo lactante!
Si ya era sensible con este tema, mi vivencia me ha hecho ser aún más partidaria de la lactancia materna y respetar el tema y cada caso siendo prudente y sin hacer juicios de valor sin conocer y aún conociendo cada situación.

viernes, 11 de abril de 2014

El sentido común

Ya sabéis que no tiendo a hablar de mi experiencia personal al realizar una publicación, pero el post de hoy se ve inspirado en este hecho que os voy a contar y no veo mejor manera de hacerlo: Ayer estuvimos en la revisión del pediatra de los cuatro meses de la peque. Nuestra pediatra es una persona tranquila, amable, muy profesional, con mucha experiencia, positiva y pro-madres, es decir, si eres mamá te anima a hacer las cosas, a probar y te hace sentir siempre bien con lo que haces, jamás te juzga. Sabe ser la mejor profesional sin hacerte sentir tonto. Para mi fue una suerte que me la recomendara una amiga de mi hermana en un momento en el que no hacían más que marearnos con el peso y que si lactancia materna o artificial, mixta o yo ya no se el que... Desde el día en que mi marido y yo la conocimos, nos dimos cuenta de que ella era nuestra pediatra. Siempre lo dice todo claro, te tranquiliza (que es lo difícil) en lugar de alarmarte (que es lo fácil), nos da calma y seguridad en nuestras decisiones. Nos anima a probar y equivocarnos y sigue siendo igual de profesional aunque consultemos a otros médicos o practiquemos otras teorías. Ella siempre nos hace ver que el sentido común es lo principal, lo esencial en la crianza de un hijo; ya que como uno conoce a su hijo, no lo conoce nadie más. Ayer, como antes comentaba, fuimos a la revisión de los cuatro meses y, tras explicarla que nuestra peque no es muy partidaria de la leche, nos recomendó empezar ya con la fruta (cosa que ya habíamos hecho hacía unos días). Yo como soy fiel a mi pediatra, no dudé en contarle la verdad, que llevábamos dos semanas dejando que la princesita probara nuestra fruta y alguna verdura y, que llevaba tomando cereales por las noches desde hacía una semana. Por un lado estaba temiendo su respuesta (te dije que esperaras o algo así) pero por otro, ella me da la confianza para contárselo porque siempre tiene una manera de decirte todo de forma que no te sientas mal o atacado y, comprende a cada familia. ¿Cuál fue su respuesta? El sentido común es lo que nos hace ver lo que necesita cada niño. Hay veces que la leche no gusta (pero hay que seguir tomándola porque es muy importante) y la situación es la idónea para introducir nuevos alimentos y, si este es el caso, pues adelante. Ha mirado la talla y el peso, la evolución de la niña y si historial y tras eso nos ha dicho cómo podemos introducir la fruta. Con este largo ejemplo de mí misma, sólo quiero explicar que a veces estamos dándole vueltas a algo durante días o semanas y al final la conclusión es la misma que habíamos sacado nosotros mismos pero con la aprobación del profesional. Está genial que consultemos al experto y hagamos caso de lo que nos aconseje, ya que es quien realmente sabe sobre el tema, pero también tenemos que tener en cuenta a nuestro sentido común. Es algo realmente subjetivo y difícil de ser valorado, pero en mi caso me doy cuenta de que hace dos semanas he ido ofreciéndole sin pensarlo ni premeditarlo alimentos a mi hija, al cocinarlos, al comerlos y, dejando unos días entre medias para observar alergias, intolerancias, reacciones en el aparato digestivo..., y al final era cuestión de sentido común darse cuenta de que ella no quiere sólo leche, sino que quiere dar un paso más en su desarrollo y que yo le ayude a ello. Desde que soy madre mi sentido común se ha despertado y vive pegado a mí haciéndome señales y ayudándome a tomar decisiones que antes siempre consultaba previamente. ¡Bendito sentido común el mío!

jueves, 3 de abril de 2014

La puerta pequeña

Me gustaría haceros partícipes del nuevo proyecto que tengo entre manos. Hace un tiempo me plantee colaborar de algún modo con aquellas marcas que tiendo a mencionar en mis posts. Me puse en contacto con Imaginarium y les propuse colaborar con su blog http://www.lapuertapequena.com ofreciéndoles escribir sobre sus productos y las ventajas, funcionalidad, utilidades que para mí ofrecían dentro del ámbito profesional y valorándolos y analizándolos como especialista en atención temprana. Enseguida se pusieron en contacto conmigo y confiaron a ciegas en lo propuesto. Aceptaron mi idea y decidimos que yo analizaría un producto al mes y que escribiría para ellos en su blog y de este modo poder darme más a conocer y colaborar con una marca conocida internacionalmente. Así que allá va mi nuevo proyecto, ya tengo junto a mi un nuevo juguete y lo he analizado y probado y he escrito sobre las posibilidades que yo veo y he descubierto que tiene. Dentro de poco se publicará ese post en el blog de Imaginarium y os haré partícipes de mi nueva afición e ilusión! Espero que esto sea un escalón muy bonito de la larga escalera que es la vida. Muy Feliz jueves!

martes, 1 de abril de 2014

Página de Facebook y Twitter

Os dejo mi página de Facebook por si preferís seguirme desde ahí:
También os pongo mi Twitter: @melusalejandra
Para cualquier cosa ya sabéis donde contactarme.
Un saludo a todos! Y gracias por cada segundo de dedicación!