miércoles, 18 de septiembre de 2013

Amigos para siempre

¡Qué importantes son los juguetes de nuestra infancia! Todos tenemos recuerdos felices junto a algún juguete u objeto que nos encantaba y con el que pasamos muchos años. Estos eran nuestros juguetes preferidos, pero quizás tengamos más apego hacia uno de ellos o sintamos más cariño cuando recordamos uno en concreto.
Hay objetos que marcan nuestro recuerdo y nos hacían vivir más seguros y tranquilos siempre que estuviéramos junto a ellos.
Estoy hablando del objeto transicional.
Éste hace referencia a un objeto material en el cual el niño deposita apego, y tiene funciones psicológicas importantes, ya que suple ciertas funciones de apego, de la mamá o el papá, cuando están ausentes, constituyendo una fuente de placer, calma y de seguridad para el niño. 
El objeto puede ser cualquier peluche, mantita, juguete u objeto variado que al bebé le guste y llame su atención y le ofrezca un sentimiento especial, le guste su textura o color, le de calor, etc.
Pero su importancia está no tanto en el objeto en sí, sino en el uso que el bebé le da. 
Pronto observamos que al recién nacido le gusta chupar o morder los puños o los dedos, pero, pasados unos meses, muchos bebés encuentran satisfacción en jugar con un peluche u otro objeto, generalmente ofrecido por su entorno más cercano, que se convertirá en especial. Este objeto llega a ser casi imprescindible para el bebé en el momento de dormir o al tener una rabieta o enfado. Así podemos observar que con éste encuentra calma y seguridad.
El objeto transicional empieza en la infancia más temprana, hacia los 6 meses y persiste a veces toda la niñez, necesitándolo de forma puntual o constante dependiendo del caso.
La existencia de un objeto transicional demuestra la capacidad del niño para reconocer un objeto externo a él, creando e imaginando una relación afectuosa con dicho objeto. Porque el bebé ama, juega y deposita afecto en este, tiene un efecto tranquilizador y es casi una parte inseparable de él, facilitándole la calma necesaria para conciliar el sueño o salir de una rabieta. Aunque llegue a romperlo, no debemos cambiarlo, a menos que el propio bebé elija otro.
En un niño sano, en pocos años, irá perdiendo significado según se van desarrollando progresivamente otros intereses. Lo transicional, pues, no es el objeto, sino la transición del bebé, de un estado en que se encuentra fusionado a la madre a otro más maduro, en el que se relaciona con ella como otra persona, separado de ella.
Lo más importante del objeto transicional es su simbolismo: representa el paso necesario de lo subjetivo a lo objetivo, durante una etapa del desarrollo en el que la madre o figura materna, si se adapta adecuadamente a las necesidades del hijo, permitirá que desarrolle esa zona intermedia entre realidad interna y externa, muy importante para el bebé.
La madre o figura materna es necesaria para que el niño pueda pasar de la ilusión y la dependencia absoluta de ella, a la realidad. Debe ir disminuyendo atenciones poco a poco, en función de la creciente capacidad del niño para surgir como individuo. Pero es imprescindible que, previamente, le haya ofrecido suficientes oportunidades de crear esa zona intermedia entre el niño y el mundo, a través de una adecuada crianza y una continuidad entre ambiente emocional y determinados elementos del medio físico como el objeto transicional, que, en aquellos niños que los tienen, son una ayuda para adaptarse a las pequeñas experiencias de frustración.

En muchos casos el chupete se convierte en objeto transicional. Por eso es muy importante ofrecer otros objetos a la hora de calmar a nuestro pequeño desde la edad más temprana, ya que el chupete debe retirarse al tiempo y no puede permanecer junto al niño hasta que él decida, sino cuando creamos conveniente o nos sea aconsejado.

En la actualidad venden unas mantitas llamas "dou dou" que están indicadas para calmar al bebé y darle seguridad cuando la mamá no está. Son unas mantas con peluche añadido, que sirven como muñeco y a su vez la manta puede impregnarse con el perfume de la mamá y así dejarla junto al bebé cuando no estemos con él, para que pueda oler a su madre aunque no esté junto a ésta. De este modo, el bebé se sentirá cercano a ella y podrá calmarse poco a poco sin necesitar siempre su presencia para ello.

Se venden en todas las tiendas de bebés: Imaginarium, Toysrus, Zara Home Kids,...

 

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